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miércoles, 11 de enero de 2012

El autobús fantasma

De la ciudad de Toluca a la ciudad de Ixtapan de la Sal, anteriormente era obligado transitar por una carretera bastante sinuosa y peligrosa, pues bordea un precipicio sumamente profundo casi vertical y de roca sólida. Actualmente existe una autopista. Bueno, pues un día de tantos, y como cada uno de ellos en muchas ocasiones, un autobús partió de Ixtapan de la Sal con rumbo de Toluca. El viaje era de lo más normal y era por la noche,  muchos de los pasajeros habían hecho ese viaje muchas veces. El autobús inició el viaje lleno, subió por la cuesta sin problemas, inició a llover, también como tantas veces en esa parte del camino, entonces alcanzó el punto más alto y desde luego inició el descenso e iniciaron las famosas (por acá) curvas de Calderón, un tramo de carretera, en el cual las curvas son sumamente cerradas y peligrosas, además se caracteriza porque sin importar si se va a Toluca o se viene de ella esa parte es de bajada, pues es parte de una hondonada bastante grande y donde hay un puente en el cual sólo cabe un auto (aún existe y se usa, también me he preguntado porque razón no han arreglado ese puente) y está además al salir de una curva muy cerrada.
En ese puente han pasado accidentes muy fuertes y muchos de ellos mortales, está tan hondo que a no ser por la cantidad de piedra afilada a los lados, fácilmente podría sujetarse un bonggi  (creo que así se escribe). Pues el autobús en cuestión inició su descenso, con lluvia y por supuesto el pavimento mojado. De repente los pasajeros se percatan de que el autobús está ganando velocidad y se asustan, reclaman al conductor quien no dice nada en absoluto, entonces sumamente nervioso al fin atina a decir “están fallando los frenos”.
En poco tiempo el autobús toma tanta velocidad que es imposible controlarlo y en una curva el autobús se precipita al vacío, muchos mueren a causa del golpe, otros yacen inconscientes, el autobús se incendia y en poco tiempo es consumido por las llamas. Nadie escuchó los gritos de los pocos pasajeros que pedían ayuda y todos mueren de una forma horrible.
Mientras tanto en las oficinas de la central de autobuses no reciben el reporte de que el autobús número 40 (inventado) de esta línea de autobuses haya llegado, está demasiado atrasado y era el último de la noche de modo que si se averió, no habrá otro que lo alcance y pueda traer a los pasajeros, de modo que se envía a investigar. No parece haber rastro de él sino hasta llegar a las curvas de Calderón donde se reporta un terrible accidente, localizado por una patrulla de policía. No hay sobrevivientes y los cuerpos están unos destrozados fuera de lo que quedó del autobús y otros calcinados dentro del mismo.

Sólo fue noticia por poco tiempo, pero a partir de esa fecha y por las noches si te encuentras en la carretera de Ixtapan de la Sal, con rumbo a Toluca por la noche, y le haces la parada a un autobús, es posible que sea este autobús número 40 el que se pare y te abra la puerta. Al abordarlo notarás que es un autobús antiguo, pero en buenas condiciones, y como algunas líneas de autobuses usan autobuses no tan nuevos, no te importará mucho, pero entonces te percatarás de que aun cuando va lleno, con personas de pié, hay siempre un lugar vacío, o dos o tres, siempre de acuerdo con el número de personas que le hacen la parada y lo abordan. Nadie se sienta de modo que te sientas aun cuando te parece raro, y sientes un vacío en el estómago. Te percatas de que a pesar de la hora nadie va dormido, mujeres hombres y niños van despiertos, pero nadie habla, ni siquiera los niños, es un silencio pesado, además todos van bien arreglados ¿Por qué? Nadie sabe, entonces el cobrador (auxiliar del chófer que revisa los boletos o te cobra el pasaje) inicia pocos minutos a revisarlos, preparas el costo de tu pasaje pero, jamás pasa a tu lugar para solicitar el costo, eso es aun más raro, pero piensas que al bajar en la Terminal pagarás. Llegas a Toluca sin contratiempos, pero pasada la media noche, entonces el chófer detiene la unidad antes de llegar a la Terminal y te dice que debes bajar en ese momento, aunque no entiendes la razón obedeces. Entonces al llegar a la altura del chófer, el único que habla y, al intentar pagar tu pasaje, te dice que no es nada y añade “Baja ahora y no voltees hacia atrás antes de que cierre la puerta o jamás dejaras el autobús”. Quienes obedecen, bajan y no voltean, si no hasta que se escucha el sonido de la puerta al cerrar y se escucha el motor del autobús arrancar, sólo para darse cuenta de que no hay autobús, este mismo ha desaparecido. Los desobedientes al bajar voltean y lo que ven es un autobús hecho pedazos, dentro esqueletos descarnados y el chófer mirándote sin decir nada. El autobús desaparece y la persona en cuestión muere unos días después.

Se dice que a partir de ese momento su fantasma sube al autobús y viajará eternamente en él por causa de su desobediencia. Si por casualidad algún día viajas a Ixtapan de la Sal y de regreso tu auto no funciona, es mejor buscar la forma de regresar a Ixtapan, pero si te arriesgas y por la noche haces la parada a un autobús, quizá sea el número 40. Si es así sólo obedece las instrucciones de ese modo podrás contarlo, de lo contrario serás condenado a viajar por esa ruta en ese autobús por la eternidad.



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